martes, 14 de junio de 2011

Jesús: artista y jardinero

Jesús se hizo presente en una cultura determinada, en un espacio y un tiempo concretos. Se desarrolló y se expresó en los parámetros de ese ambiente y al mismo tiempo que fue introducido en esas dinámicas, valores y comportamientos, se sintió herido por esquemas férreos de los que intentó liberarse.
En este escenario Jesús ofrece otro estilo de situarse en la vida y otros parámetros radicalmente distintos. No se dejó pasivamente comer por esos esquemas, no vivió al margen sino que se encarnó en ellos y a partir de ellos, huesos secos, vitalizó otros modos e invitó a los seres humanos a vivir de diferente manera como algo que nace desde lo profundo del corazón.
La cultura se desarrolla fundamentalmente en la relación de los seres humanos entre si, con el entorno y dentro de la dimensión religiosa inscrita en todas las culturas conocidas. Los diferentes pasos que se han trabajado en la etapa del ver de este año asambleario se pueden sintetizar en esos tres espacios. En los tres se sitúa Jesús y desde ellos nos ofrece nuevos caminos. No solamente es miembro de una cultura sino que crea otra cultura y se convierte en el trasmisor de esos nuevos estilos.
Quiero ofrecer tres narraciones evangélicas donde podamos descubrir su mensaje a partir de hechos y palabras que iluminan estos espacios en los cuales se desarrolla progresivamente el ser humano.

 Un nuevo estilo de relación humana.
Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas:
- Si quieres puedes limpiarme.
Jesús, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
- Quiero, queda limpio.
Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio.
Entonces lo despidió advirtiéndole severamente:
- No se lo digas a nadie. Vete, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación, lo que mandó Moisés para que les conste a ellos.
El, sin embarco, tan pronto como se fue, se puso a divulgar a voces lo ocurrido, de modo que Jesús no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad. Tenía que quedarse fuera, en lugares despoblados y aún así seguían acudiendo a él de todas partes. ( Mc. 1, 40-45).

Un nuevo estilo de relacionarse con los bienes de la tierra.
Por eso con el Reino de los Cielos sucede lo que con el dueño de una finca que salió muy de mañana a contratar obreros para su viña. Después de contratar a los obreros por un denario al día, los envió a su viña. Salió a media mañana vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: “id también vosotros a la viña y les daré lo justo”. Ellos fueron. Salió de nuevo al medio día y a primera hora de la tarde e hizo lo mismo. Salió por fin a media tarde, encontró a otros que estaban sin trabajo y les dijo: ¿Por qué estáis aquí el día sin hacer nada? Le contestaron; “porque nadie nos ha contratado” Les dijo: “Id también vosotros a la viña”. Al atardecer el dueño de la viña dijo a su administrador: “llama a los obreros y págales el jornal empezando por los últimos hasta los primeros”. Vinieron los de media tarde y cobraron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que cobrarían más; pero también ellos cobraron un denario cada uno. Al recibirlo se quejaban del dueño diciendo; “estos últimos han trabajado sólo un rato y les has pagado igual que a nosotros que hemos soportado el peso del día y del calor”. Pero él respondió a uno de ellos: “amigo no te hago ninguna injusticia.¿No quedamos en un denario?. Toma lo tuyo y vete. Si yo quiero dar a este último lo mismo que a ti, ¿no puedo hacer lo que quiera con lo mío? ¿O es que tienes envidia porque yo soy bueno? Así los últimos serán los primeros, y los primeros, últimos.( Mt.20,1-16)

Un nuevo estilo de acercarse a Dios.
Jesús entró en el templo y echó a todos los que estaban allí vendiendo y comprando. Volcó Las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían las palomas. Y les dijo:
- Mi casa es casa de oración
Pero vosotros la convertís
En cueva de ladrones
Algunos ciegos y cojos se acercaron a Jesús en el templo, y él los curó. Pero los jefes de los sacerdotes y maestros de la ley, al ver los prodigios realizados y a los niños que aclamaban en el templo: “¡Hosanna al Hijo de David!” Se indignaron y dijeron:
- ¿No oyes lo que están diciendo?
Jesús les respondió:
- Sí. Es que nunca habéis leído aquel pasaje de la escritura que dice: de la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza?”
Dejándolos salió fuera de la ciudad y se fue a Betania. ( Mt. 21,12-17)

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